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Asimilación, raíces y pertenencia

El fin de semana pasado, personas de todo México y Estados Unidos celebraron el Grito de Independencia. Para muchos de nosotros, que somos biculturales o de primera generación, festividades como esta pueden generar una mezcla de orgullo y dolor. Orgullo por nuestros orígenes. Dolor al notar la distancia que nos separa de nuestras raíces.


Para ser sincera, hace como un mes un familiar me dijo que me habían "blanqueado". El comentario me dolió. Me hizo sentir que no era lo suficientemente mexicano para mi familia y, al mismo tiempo, nunca me sentí del todo lo suficientemente estadounidense. Esa es la confusa realidad de la asimilación: nos exige renunciar a partes de nosotros mismos solo para sobrevivir o encajar.


¿Qué es la asimilación?


La asimilación es el proceso de adaptación a la cultura dominante para poder pertenecer. Para muchos inmigrantes e hijos de primera generación, no es realmente una elección... es una estrategia de supervivencia. Podría manifestarse así:


  • Ocultar o avergonzarse de hablar español en público.

  • Cambiar la forma en que pronuncias tu nombre para que los demás puedan “decirlo bien”.

  • Evitar traer alimentos o comidas culturales a la escuela.

  • Restar importancia a las tradiciones, acentos o vestimenta que te hacen destacar.


Con el tiempo, la asimilación puede hacernos sentir desconectados de nuestra cultura, familia e incluso de nosotros mismos. Puede dejarnos atrapados en un doloroso espacio intermedio, donde, sin importar dónde estemos, nos sentimos como extraños.


Por qué es importante


Que nos llamen "blanqueados" o "insuficientes" puede doler profundamente, porque refuerza la presión de elegir entre identidades que nos son auténticas. La asimilación suele conllevar culpa, sobre todo si nos dicen que hemos abandonado nuestra cultura o nuestras raíces. Pero la realidad es que la asimilación nunca se trató de traición. Para muchos, se trató de sobrevivir.


Lo bueno es que la sanación es posible. Podemos empezar a reconectarnos con las partes de nosotros que estaban ocultas. Aquí hay algunas maneras en que otras personas y yo recuperamos nuestras raíces:


  • Idioma: Practica español (o tu lengua materna) con amigos, familiares o incluso apps. Sin tener vergüenza.


  • Música: Escuchar la música con la que tú o tus padres crecieron puede ser muy nostálgico y puede ayudar a reconectarse con sus raíces.


  • Comida: Cocinar comidas tradicionales, aprender recetas familiares u organizar comidas compartidas que celebren la cultura.


  • Comunidad: Encontrar eventos culturales locales, organizaciones o grupos en línea que resulten afirmativos.


  • Narración de cuentos: Pedir a los ancianos que compartan historias, tradiciones y sabiduría.


  • Terapia: Procesar el dolor de la asimilación, la identidad y la pertenencia en un espacio seguro y validador.


La asimilación pudo haber sido necesaria para sobrevivir, pero no tiene por qué ser el final de nuestra historia. Este Día de la Independencia de México me recordó que la libertad no se trata solo de naciones; también se trata de liberarnos de la vergüenza, la desconexión y la creencia de que no somos suficientes. En terapia, podemos explorar lo que significa reconectar con tus raíces, honrar tu identidad y crear un sentido de pertenencia que te resulte auténtico. Si deseas apoyo en ese camino, será un honor para mí acompañarte.


Puede presionar el botón a continuación para contactarnos o programar una consulta gratuita de 20 minutos.




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